23 de enero de 2011

Las palabras (I)


La escritura es una suerte de fallida tarea quirúrjica. Nos empleamos a fondo en ella como quien blande un bisturí sobre la piel y entonces desvela el enigma que guarda la endodermis, hasta dar con el hueso, con el tumor, con la causa de una enfermedad que cirugía tras cirugía sólo termina por avivarse, sin cura posible.

Es asunto quirúrjico fallido la escritura porque no existe nada tan sano y tan enfermo, tan vivaz y tan agónico, tan reciente y tan nonato como el cuerpo donde la escritura opera: la entraña de las palabras.

Por algo será que así como a algunos autores hay que leerlos "con pinzas", a otros simplemente los dejamos incinerárse cual desechos quirúrjicos.

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