Vaya uno a saber por qué pero este nuevo episodio, que en principio concebí bajo el título de "Exageración", terminó llamándose así: "Argentinos". Y es que, a propósito de papeles dispersos y de esfuerzos por concebir las definiciones contrafactuales, me he topado con una anécdota que garrapateé hace unos años en una libretica de apuntes; quería yo atrapar ciertos pálpitos del mundo a través de unos cuantos aforismos que, por lo menos hasta entonces, apenas sí llegaron hasta la letra E. Bajo el marbete de "Exagerar", escribí entonces:
El periodista argentino Walter Sefarian recuerda en un capítulo de 'Expediente fútbol' (Fox Sports) que al partido de despedida de Diego Armando Maradona, en 2001, llegaron a Argentina "periodistas de los lugares más recónditos del Universo". ¡Qué duda cabe!: los argentinos, Argentina, son el Mundo, y el resto de las naciones son el lejano, extraño, gaseoso Universo. Ciertamente, esa tarde de verano La Bombonera se erigió en altar del único Dios del que tengamos noticias tangibles.
Argentinos: una noche de mayo de 2009 abordé un taxi en La Plata junto a dos colegas de la Universidad que estaban hospedados conmigo en el mismo Hostal y con los que había compartido una tan interminable como deliciosa parrillada. Exaltado por las cervezas que habíamos apurado antes, durante y después de la cena, le pregunté al conductor que si tenía alguna idea de qué país veníamos. "Claro, de Colombia. Por el acento". El carro, negro como esos sarcófagos en los que los argentinos han enterrado y desenterrado a sus grandes muertos, iba conducido por un señor delgado, entrado en años y bastante jovial. Se me ocurrió pedirle que hablara como colombiano, y el tipo atinó a decirnos una palabra que le encantaba desde que había conocido, años atrás, a varios jóvenes colombianos en La Plata (por lo demás, ciudad que ostenta una de las diez catedrales más imponentes del ¡Universo!). El taxista estacionó su Dodge, creo, frente a nuestro Jacksonville Hostel y acentuó sílaba por sílaba: "CHÉ-VE-RE".
Esos, por fortuna, periodista y taxista por igual, son los argentinos, ché.
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