En Colombia, todos tenemos rotulados nuestros nombres en una bala que nos espera a la vuelta de la esquina.
En Colombia, por eso, algunos le disparan al aire, con la esperanza de que caiga de las nubes el maná del desgraciado.
En Colombia, todos rezamos tímidos Padrenuestros antes de ganar el último escalón rumbo a la calle.
En Colombia, por eso, algunos copulan debajo de los puentes antes de que el sol estalle en sangre.
En Colombia, todos padecemos la tragedia de seguir siendo colombianos.
En Colombia, por eso, algunos aspiran a ganarse algo, así sea una de tantas balas perdidas.
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