18 de octubre de 2021

EL PRIVILEGIO DE NO VIAJAR A NINGUNA PARTE

Seamos sinceros: viajar es un suplicio. Claro, me dirán que Ante todo, conocer el mundo. Salir de la zona de confort, donde vivimos medio apoltronados en nuestro clima, nuestros olores y sabores cotidianos. Ante todo, conocer la gente, como si no bastase con las redes sociales y su aluvión de rostros, estados, tonterías. Ante todo, escapar, y sí, hallamos al viajero puesto por azar o elección en otro sitio pero ensimismado recordando su terruño; anhelando regresar al encuentro con su mascota o su almohada.

Mientras escribo, finaliza en mi país otro puente festivo, días sucesivos que juntos componen aquello que en otras naciones conocen como fin de semana largo. Soy un privilegiado que redacta palabras en la paz de su habitáculo mientras que cientos, miles de gentes andan sumergidas en las aguas estancadas de automóviles, camiones, motocicletas y turistas que buscan el camino a casa para echarse de bruces en la rutina que salva y consuela. El viaje como viacrucis mediático: periplo del ser contemporáneo que lleva a cuestas su teléfono inteligente para retratarlo todo en ese loco afán de llevar a casa el mundo entero sin que nada de este mundo quede en la memoria.

En otro tiempo, viajar fue, o bien un privilegio, o bien el modo de ganarse la vida de un avión a otro, de un hotel a una junta directiva, de un restaurante a otra sala de espera donde se escuchan itinerarios de negocios. Hoy, la democracia del viaje implica una dictadura del desplazamiento que a todos subyuga: ¡Hay que ir! ¡Todo incluido! ¡Oferta imperdible! ¡No te quedes sin viajar!: estandartes de una tiranía que reaparece con fuerza en períodos de vacaciones y en fines de semana extensos.

Por eso reivindico el muy secreto privilegio de no viajar a ningún lado cuando el tiempo, el modo o la elección darían para ir a tal o cual lugar. Que otros sonrían entre olas o montañas mientras en su cabeza se enciende la luz oscura de los embotellamientos y los viacrucis del retorno a nuestras comunes madrigueras. Que otros días haya para viajar, a salvo de trancones y turistas.

Imagen: A bottleneck of cars, for Genios Magazine issue 832. http://danielsponton.blogspot.com/2014/03/embotellamiento-de-transito.html