18 de agosto de 2013

La lectura recobrada: Gatos bajo el umbral

Hace dos o tres décadas los periódicos entraban a casa por debajo de la puerta. Algunos voceadores tenían el increíble don de deslizar la prensa por el umbral mientras iban en bicicleta desperdigando las noticias en las calles. Me gustaba imaginarlos así desde mi cama o desde el cuarto de mis papás, a donde mis hermanas y yo entrábamos para jugar y leer, en una época en la que era raro encontrar televisores en las piezas, lo cual favorecía el retozo y la lectura compartida.
Los domingos, recién levantado, todavía en piyama, me gustaba recoger los periódicos que habían llegado a casa por debajo de la puerta como si fueran gatos de papel con uñas de palabras. Los asaltaba justamente en su centro, donde venían las "Lecturas Dominicales" y, claro, las caricaturas, a las que atendía por entero, aunque después me fui quedando sólo en las noticias deportivas porque el resto (políticos, vida social, economía estatal) me parecía indeglutible. "País Tiempo Pueblo Espectador", gritaban los voceadores. Hace dos o tres décadas teníamos cuatro periódicos, dos canales de televisión, un televisor en casa y papá y mamá riendo con nosotros bajo esas coloridas cobijas de papel donde yo aprendí a leer más allá de los ritos impositivos de la escuela.