12 de marzo de 2015

Paladiario (II): un diccionario personal

ENERGÚMENO


Como todas las esdrújulas, la palabra es larga y sonora. Sus diez letras vociferan. Incluso puede decirse que es, además de extensa, ancha, maciza, similar a esos fortachones de caricatura que se emplean a fondo contra los héroes frágiles o que abrazan a las heroínas pálidas en las novelas góticas.
Leo por allí que el "sustantivote" significa, esencialmente, poseído. Califica, además, a alguien que por rabia está fuera de sí; exaltado; insultivo; irreflexivo; en potencia un criminal o un látigo humano. También denota loco, patán, grosero y altanero. El energúmeno es presa de su más bajo impulso: enrojece, suda, exhala; grita y con esto anula al otro, a quien le repite "ESCÚCHAME", lo cual traduce un puño simbólico o una mordaza de aire pegada a sus labios. 
De todos los energúmenos que pasaron por mi lado, evoco especialmente a un colega, practicante como ninguno del arte del vivir fuera de sí en ciertas conversaciones o encuentros accidentados entre él y sus congéneres. Una noche de jueves, mientras salía de una clase, me topé con él. Aprovechó la ocasión para remover tierra de otro asunto y se acercó a mi rostro con la inmensa necesidad terapéutica de insultarme. Y lo hizo, en voz alta, amenazante; provisto de mal aliento y caspa en sus hombros; empleándose a fondo contra un sujeto que como yo esa noche sólo quería llegar a casa y tumbarse en un sofá. Antes de ponerme a tono con su alegato, preferí dejarlo encarcelado entre los barrotes de su rabia y me perdí en la noche junto a los estudiantes que también iban hacia sus casas.
El energúmeno, ese monumento a la bestialidad humana.

FAMILIA

La muerte, el gran asunto humano, cargó con mis padres y con mi hermana menor. Ellos, junto a mi otra hermana --que, como yo, les sobrevivió-- fueron mi familia nuclear: papá, mamá y tres hijos; como decir la familia ideal en Colombia entre las décadas del 70 al 90 del siglo XX. Mis padres, a propósito, habían nacido entre partos numerosos, tal como se estilaba en nuestro medio hasta mediados de ese siglo. Pero nosotros, los hijos de los años 70, quizá fuimos planeados para vivir en casas con dos salas, con grandes aunque menos numerosos cuartos y con un enorme patio dónde jugar o esconderse a llorar. Tal vez en ese plan estaba incluida la compra de un automóvil con capacidad para cinco pasajeros, y no en vano por esa época lanzaron en el país el Renault 4, con el emblemático anuncio de ser "El carro colombiano". 
Hoy la noción de familia ha cambiado y con su transformación también fue alterada la noción de "Hogar". Fuertes resistencias y aceptaciones mayoritarias orbitan en torno a dicha metamorfosis, que pasa por el estallido del binomio Papá-Mamá, la aparición de parejas del mismo sexo al comando del nuevo hogar, cuando no la prevalencia de madres o padres solos a la cabeza de la familia contemporánea. No obstante, persiste la instancia fundamental para la inclusión social del ser humano en la cultura. "Familia es familia", como dice la canción.

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